Corría el año 2007, a los trotes. El aire de una plaza llamada Alsina refrescaba hasta la altura 157, ahí mismo donde un grupo de teatreros titiriteros comenzaban a preguntarse ¿Qué pasa en Avellaneda?¿Que pasa con el arte en Avellaneda?
Se recuerda que hubo un rejunte, un rejunte de personalidades, un día de sol pero también de frío, de refresco y mate fresco que quemaba, en un ámbito no muy confortable, una plaza que hoy no nos explicamos por que no fue la Alsina, que estaba copada de gauchos.
Pero al fin, el rejunte se llevo a cabo.
Remontar las primeras reuniones no fue trabajo fácil para gente con tan poca disciplina como lo somos los del Instituto de Teatro. Varios intentos fracasados de juntarnos en el Instituto luego de clase, nos llevaron a buscar otra salida… San Sucucho bajo del cielo transformado en lobo una medianoche de luna llena. Nos invito hipnotizándonos de a poco con vicios, rockolas, fritas con quetchup, cada tanto una de muzza y con todo eso que quieran imaginar. Así, las reuniones tuvieron efecto, duración, resolución, felicidades y brindis por Pierrot a cada comienzo. El chin chin bien a los ojos, eran las palabras.
Los Popurreros contentos, hoy ya pueden decirse que los envuelve una amistad.
Los martes se pasean de la mano del Sucucho en vísperas del “Popurri del Sur2”, ¡que se viene con todo!
Entre tumbos y bajas la formación de organizadores popurreros quedo establecida.
Se recuerda que hubo un rejunte, un rejunte de personalidades, un día de sol pero también de frío, de refresco y mate fresco que quemaba, en un ámbito no muy confortable, una plaza que hoy no nos explicamos por que no fue la Alsina, que estaba copada de gauchos.
Pero al fin, el rejunte se llevo a cabo.
Remontar las primeras reuniones no fue trabajo fácil para gente con tan poca disciplina como lo somos los del Instituto de Teatro. Varios intentos fracasados de juntarnos en el Instituto luego de clase, nos llevaron a buscar otra salida… San Sucucho bajo del cielo transformado en lobo una medianoche de luna llena. Nos invito hipnotizándonos de a poco con vicios, rockolas, fritas con quetchup, cada tanto una de muzza y con todo eso que quieran imaginar. Así, las reuniones tuvieron efecto, duración, resolución, felicidades y brindis por Pierrot a cada comienzo. El chin chin bien a los ojos, eran las palabras.
Los Popurreros contentos, hoy ya pueden decirse que los envuelve una amistad.
Los martes se pasean de la mano del Sucucho en vísperas del “Popurri del Sur2”, ¡que se viene con todo!
Entre tumbos y bajas la formación de organizadores popurreros quedo establecida.